Ahí yace él al final, el converso de lecho de muerte, el Libertino que se hizo pío. No podía danzar a medias, ¿no es cierto? Si me daban vino lo apuraba hasta el poso y lanzaba la botella vacía contra el mundo. Si me mostraban a Jesucristo en su agonía me subía a la cruz y le robaba los clavos para mis propias palmas. Y así me voy, cojeando, del mundo, dejando mis babas sobre una Biblia. Si miro la cabeza de un alfiler, veo ángeles danzando, bueno, ¿os agrado ahora?¿Os agrado ahora?¿Os agrado ahora?¿Os agrado ahora?...

John Wilmot (The Libertine)

martes, 3 de abril de 2012

Más bocetos



Un reloj que no funciona,
una mirada que no parpadea.
Una voz que no grita,
un móvil que no suena.
Un tiempo que no corre,
un dolor que no cesa.
Un suspiro que no siente,
una mente que no crea.

Una vida que no es vida,
una muerte que no llega.


No hay comentarios:

Publicar un comentario