frente a una mirada desconocida
observando una cara pálida,
un pelo alborotado,
y una voz perdida.
Callo, el silencio me obliga.
No necesitamos palabras
sólo un momento de inconsciencia
en nuestra vigilia.
No pienso.
No añoro.
No hablo
ni expreso.
Pero ay... ay...
cómo me está doliendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario