Ahí yace él al final, el converso de lecho de muerte, el Libertino que se hizo pío. No podía danzar a medias, ¿no es cierto? Si me daban vino lo apuraba hasta el poso y lanzaba la botella vacía contra el mundo. Si me mostraban a Jesucristo en su agonía me subía a la cruz y le robaba los clavos para mis propias palmas. Y así me voy, cojeando, del mundo, dejando mis babas sobre una Biblia. Si miro la cabeza de un alfiler, veo ángeles danzando, bueno, ¿os agrado ahora?¿Os agrado ahora?¿Os agrado ahora?¿Os agrado ahora?...

John Wilmot (The Libertine)

miércoles, 18 de enero de 2012

Una tormenta más escondida entre mis sábanas

Puede ser que el mundo se acabe en ese momento
en el que vuelves a la cama
a compartir la soledad con la almohada
y con la luz tenue sobre tus sábanas.
Puede ser que el mundo se acabe entonces,
cuando te preguntas si el árbol de afuera duerme
o si te hace compañía en esas noches tan largas.
Puede ser que ya no exista nada
cuando te das cuenta
de que ya no vuelves a escribir los versos
que demostraban que estabas ...
Puede ser que al apagar la luz
empieces a morirte
cuando sólo existe tu pensamiento.
Pero hay algo que te llama.
Entre foscos, un rayo de sol
cuando dan las 9 de la mañana,
Te susurra un secreto:
''Un nuevo mundo comienza
como cada día,
detrás de esa ventana.
Sal de ahí y abre tus alas
y, libre, vuela a donde te lleve el viento.''

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