Ahí yace él al final, el converso de lecho de muerte, el Libertino que se hizo pío. No podía danzar a medias, ¿no es cierto? Si me daban vino lo apuraba hasta el poso y lanzaba la botella vacía contra el mundo. Si me mostraban a Jesucristo en su agonía me subía a la cruz y le robaba los clavos para mis propias palmas. Y así me voy, cojeando, del mundo, dejando mis babas sobre una Biblia. Si miro la cabeza de un alfiler, veo ángeles danzando, bueno, ¿os agrado ahora?¿Os agrado ahora?¿Os agrado ahora?¿Os agrado ahora?...

John Wilmot (The Libertine)

sábado, 28 de enero de 2012

Mal despertar

Vienen a despertarme
a empujarme el brazo
a tirarme de las sábanas
y a echarme agua en la cara.
Vienen a sacarme de la cama
en una mañana de resaca
después de una noche sometida
al gusto de la sociedad,
obedeciéndola con asco y culpabilidad.
Vienen y abren la ventana,
suben la persiana
y me da todo el sol en la cara.
Vienen y me despiertan
y yo no entiendo por qué,
si yo no voy a dormir lo suyo.
Vienen y me despiertan
sin comprender
que en un mundo como éste
dormir es mi única forma de soñar.

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